De entre muchas de las cosas que perdemos en Ávila, señalaría, por ejemplo, el acceso a la información, a la cultura, a la educación; perdemos un lugar para el estudio y la concentración, un espacio para socializarnos, para compartir… Perdemos tres profesionales dedicados en cuerpo y alma a su labor bibliotecaria, tres personas que han marcado vidas de muchos de nosotros en nuestra etapa estudiantil, opositora, investigadora, o internauta. Tres compañeros arrebatados de pan que no se dejan quitar los libros, y con ello los abulenses perdiendo estos tesoros y sus contenidos, porque ya no nos va a quedar quien nos los pueda ofrecer. Si la pluma tiene fuerza, más contundentes son las palabras labradas en piedra, que siempre quedarán expuestas para quienes sepan apreciarlas y valorarlas . Una frase abulense donde las haya que os quiero ofrecer es la siguiente y me gustaría que la recordarais siempre como muestra de nuestra gratitud: “Donde una puerta se cierra, otra se abre”.
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