Gadir, primitivo nombre fenicio con el que
se conocía a Cádiz, etimológicamente significa castillo, fortaleza o, en
general, recinto murado. También es el nombre de una editorial creada por Javier
Santillán, un antiguo empleado de banca que abandonó los números para
refugiarse en la fortaleza de las letras a las que saca a la luz esta editorial.
Este sello apuesta por la calidad frente al valor
cuantitativo.
"Nuestro catálogo acoge todo tipo de grandes autores del siglo XX, aunque es cierto que hay una cierta inclinación mediterránea. Clásicos italianos, escritores que en España se conocen poco o nada", explica Santillán.
Casos como el de Gadir son más frecuentes en países como
EEUU. "Quería ser librero o editor,
por ahí quería tirar". Santillán pidió una excedencia en el Banco de
España, donde se labraba toda una carrera en la Economía , y creó Gadir
con la ayuda de unos socios.
Gadir apuesta por los clásicos, sin abandonar, eso sí, las novedades
recientes. Como ejemplo, podemos citar a Gabriel Tortella, Antonio Ferres o
Abel Hernández, apuestas de Gadir en activo; también podemos deleitarnos con
ilustraciones de clásicos del género infantil en su colección El Bosque Viejo. "Con esta colección pretendemos que los
niños puedan acercarse a grandes de la literatura como Tolstoi, Pessoa o
Pirandello", comenta el dueño de Gadir.
"Hay cada vez más escritores y cada vez más lectores, pero que la calidad crezca en paralelo con eso no está tan claro. Se trata de presentar escritores geniales o de verdadero talento, y eso no es una consecuencia estadística de la cantidad", cuenta Santillán.
Lejos de amilanarse por la actual crisis económica, Gadir
está expandiendo su negocio abriendo oficinas en Buenos Aires. En definitiva
esta editorial es una alternativa para lectores curiosos y exigentes.
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