miércoles, 9 de febrero de 2011

La importancia de llamarse Ernesto / Oscar Wilde (1895)













Se trata de la única comedia que escribió Oscar Wilde y que fue representada por primera vez el 14 de febrero de 1895 en el St. Jame's Theatre de Londres, poco antes de que Wilde fuera condenado a prisión.

Para comprender mejor el tema de la obra tenemos que fijarnos en el título original en inglés: The Importance of Being Earnest. Wilde establece un juego de palabras con ‘Earnest’ (en inglés se puede traducir por formal) y ‘Ernest’ (fonéticamente similar al anterior). Su traducción literal sería La importancia de ser Serio. Con este malabarismo de palabras, el escritor se burla de la sociedad puritana de su época y monta un auténtico ‘guirigay’ con los personajes.

Esgrimiendo brevemente el argumento, para que el futuro lector se haga una idea: tenemos a los dos actores principales, Algernon Moncrieff, joven aristócrata londinense y John Worthing, su amigo, auténticos responsables de la ‘melé’ que se va a organizar entre todos los personajes. Ambos se dedican a 'bumburyzar'... me explico: Algernon finge tener un amigo en el campo con contínuos problemas de salud, llamado Bumbury, al que debe visitar con cierta frecuencia. Su amigo ficticio se pone enfermo cuando Algernon quiere evitar compromisos sociales que no le apetecen cubrir. De esta manera se escapa de la ciudad para deshinibirse de la seriedad a la que está sometido diariamente. Lo mismo podemos decir de John, nombre con el que se le conoce en su casa del campo, que finje tener un hermano, Ernest (Ernesto), nombre que adopta cuando viaja a Londres a disfrutar de su caprichos.


“John.- Pero ¿qué demonios quieres decir con eso de bunburysta?
Algernon.- Tú has inventado un hermano menor utilísimo, llamado Ernesto, a fin de poder venir a Londres cuando se te antoje, ¿verdad? Pues yo, a fin de poder ausentarme de Londres, cuando me venga la gana, he inventado un amigo llamado Bunbury, que vive en el campo y está enfermísimo. ¡Ah! Bunbury es un hombre inapreciable. Si no fuese por los continuos achaques de Bunbury, no me sería posible, por ejemplo, cenar contigo esta noche, pues hace más de una semana que le había prometido a tía Augusta cenar hoy con ellos.”
En fín que Ernest o Ernesto, como gustéis, está enamorado de Gwendolen, jovencita caprichosa que no puede ser más tonta, y ella, a su vez está enamorada de Ernesto, pero solo por su nombre... aquí el colmo de la estupidez.

Pues el lío viene cuando Algernon decide bumburizar y, haciéndose pasar por el hermano ficticio de John, Ernesto, se va a la casa de éste en el campo (digo John porque es así como se le conoce en el campo). Allí se enamora de Cecily, jovencita de la cual John es su tutor. Total, que esta niña también se encapricha de Ernesto (en relidad Algernon) por su nombre y se promete a él. Imaginar la que se monta cuando ambas, Gwendolen y Cecily, descubren los verdaderos nombres de sus respectivos: John y Algernon... los mandan a paseo. Ellos, desesperados, buscan al cura del pueblo para ‘re-bautizarse’ con el nombre de Ernesto. No cuento más de la trama. Solo deciros que merece la pena y que se lee en un santiamén. Pasaréis un rato muy agradable.

Wilde era persona que siempre buscaba impactar en el público y con esta obra lo consigue de forma rotunda. Es una lástima que este espíritu fresco y liberal acabase mermado tras los barrotes de la cárcel de Reading. Me espera El retrato de Dorian Gray, que comentaré más adelante.
 
Referencias

  • Wilde, Oscar. La importancia de llamarse Ernesto  : comedia frívola para gente seria, en tres actos. Madrid : Espasa-Calpe, 1920
  •  El poder de la palabra [en línea]. <http://www.epdlp.com/escritor.php?id=2437>



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Mi mundo perdido. Copyright 2008 All Rights Reserved David Fernández García