A menudo la gente me pregunta si me inspiro en mis propios hijos y
nietos. Sólo puedo responder que ningún niño me inspira excepto la niña que fui
una vez. No es en absoluto necesario tener hijos propios para ser capaz de
escribir libros para niños. Todo lo que necesitas es haber sido niño alguna
vez. —Astrid Lindgren (1907-2002)
Merecía
ser la primera entrada que inaugurara este blog, pues en su día decidí
bautizarlo con el título homónimo de la obra de Astrid Lindgren: Mi mundo perdido.
Pero, ¿quién era esta autora.. Quien era Astrid Lindgren?
Astrid
Anna Emilia Ericsson, fue una escritora nacida
en el sur de Suecia, en los albores del siglo XX (1907), acabando sus días a
comienzos del nuevo siglo (2002). Casi cien años de vida marcados por una pequeña franja a rebosar de infancia
feliz.
Es a mi infancia a la que yo regreso siempre. Cuando voy a casa (en la
granja en las afueras de Vimmerby) experimento mi infancia una y otra vez. Todo
lo que escribo está tomado de mi propia experiencia…
Pero
si no os suena su nombre, seguro que la recordaréis por uno de sus personajes
más conocidos: Pippi Calzaslargas (Pippi Långstrump en su idioma
nativo) ¿Ahora sí, verdad? Pues sí, Astrid Lindgren dio vida a uno de los
personajes más alocados y a la vez fuertes de la literatura infantil, o no tan
infantil, porque era conocida por pequeños y no tan pequeños.
Recordando a Pippi Långstrump enseguida
se forma una imagen en la mente de una niña que calza unas medias que le quedan
por encima de las rodillas, de cabello pelirrojo, peinado a dos trenzas graciosamente
levantadas hacia arriba ponderando así la imagen de rebeldía. “Es uno de los personajes que encarna de
forma especial los valores que pueblan la obra de Lindgren: el humor, el
optimismo y la alegría junto a la rebeldía, la ruptura de estereotipos y la
contestación al mundo del adulto” señala el Centro Internacional del Libro
Infantil y Juvenil.
Pero
Pippi no es el objetivo de este post, aunque su mención era obligada dada la
importancia del personaje en la obra de Astrid. El objetivo de este artículo es
un hermoso libro titulado Mi mundo
perdido.
En
el siguiente párrafo de esta obra os podéis hacer una idea de la importancia
que daba a la lectura, sobre todo en los más pequeños:
¿Qué deseáis para vuestro hijo? Quizá que
adelante lo debido en la escuela. Bien, pero en ese caso tenéis que indicarle
el camino del libro. ¿No experimentáis a veces el deseo de conocer un poco
mejor lo que sucede en ese mundo suyo? En ese caso tenéis que indicarle el
camino del libro. ¿Deseáis enseñarle dónde encontrar consuelo si está triste, y
dónde encontrar alegría y belleza si la vida le parece gris? ¡Podéis indicarle
el camino del libro! Pero, ahora mismo, cuando vuestro hijo tiene seis años.
Luego sería demasiado tarde. Demasiado tarde para Blancanieves y para el Doctor
Doolittle, demasiado tarde para unas Aventuras de Tom Sawyer, demasiado tarde
para encontrar el camino de la más extraordinaria de todas las aventuras.
Tal como comentan en el Centro
Internacional del Libro Infantil y Juvenil, en Mi mundo perdido, nos habla de
sus tres hermanos Gunnar, Stina e Ingegerd, con quienes compartió aventuras y
juegos y quienes se sentían muy ricos (a pesar de no poseer televisión, radio,
carro, ni teléfono) pues tenían mucha tierra para correr y explorar, un río
donde chapotear y nadar, animales para consentir y querer…”.
Astrid y sus hermanos vivieron en un
hogar lleno de amor y afecto. Sabía que su padre se había enamorado de su madre
con apenas 13 años y ella sólo 9. “Lo más
extraño era que mi padre, a diferencia de otros granjeros, le expresaba su amor
a ella todos los días”, dice Astrid.
En este libro, Astrid Lindgren
recrea con intensidad y gratitud los años felices de su niñez. Representa, en
esencia, su concepción sobre la infancia. Una infancia llena de aventuras marcadas
en negro sobre blanco. Una edad en la que la felicidad era sinónimo de libros y
juegos, de chistes y cuentos narrados en la cocina por su amiga Kristin. No
obstante fue Kristin quien introdujo a Astrid en un mundo de fantasía y excitación
que requería sólo la apertura de un libro de cuentos.
Esa rica cultura oral que fue
pasando por los oídos de una niña, se convirtió en material susceptible de ser
narrado. Así, poco a poco, se iba puliendo con letras de colores el alma
infantil de una niña que con los años terminaría siendo una de las escritoras
más leídas en el mundo.
¡Los niños son lo más importante de todo! Si queremos crear un mundo
mejor, debemos empezar con nuestros hijos! Ellos no tienen rutinas establecidas
ni ideas preconcebidas sino que llevan dentro de ellos la posibilidad del
cambio.
Ahora que entramos en la semana del “Día
del libro”, es el momento ideal para dedicar esta entrada a esa mujer de mirada profunda e inteligente, que supo conservar en algún rinconcito de su alma la esencia de la niñez, y así poder contársela al mundo con la sabiduría que aportan los años.
Gracias por transmitirme el amor a los
libros y darme el empujón que necesitaba para que hoy escriba en mi propio blog… en Mi mundo
perdido.
Referencias:
- LINDGREN, Astrid. Mi mundo perdido. Barcelona : Círculo de Lectores, D. L. 1991
- LA buena literatura le da al niño un lugar en el mundo y al mundo un lugar en el niño [en línea]. The Astrid Lindgren Memorial Award. Disponible en: http://www.alma.se/upload/12602/spanish.pdf. (Consulta: 20/04/2013).